Escuchar a Christina Rosenving me traslada a una época mágica, primavera del 93, cuarto medio, un mundo de posibilidades. Cuando las amigos y el pololo lo eran todo, y la vida se te acaba si te perdías una ida a la playa o te rompían el corazón. Los primeros momentos de independencia y libertad, las conversaciones en medio de los árboles mirando las estrellas.
En esos momento sonaba Christina y los subterráneos Mil pedazos, dile a papá, y cuántas otras. Mi pololo y sus amigos me decían que era una lata, pero me resistía a sacar el cassette y seguía escuchando esa voz pastosa y melancólica., mientras nuestras conversaciones rondaban sobre el significado de la felicidad y el futuro.
Hace un par de años,y con los 40 en el horizonte, la volví a escuchar, y las preguntas siguen siendo las mismas. Debo hacer algo para que vuelvan a ser bajo las estrellas.
Christina Rosenvinge es un artista española que fue parte de los proyectos “Ella y los Neumáticos”, “Álex y Cristina” y tiempo después en formato solista con “Christina y los Subterráneos”, en donde alcanzó una alta popularidad internacional en la época de los noventa. El éxito fue rotundo con canciones tan memorables como “Mil pedazos” y “Tú por mí”. Sin embargo, desde 1997 comenzó a transitar por un camino propio, en donde su sonido mutó hacia una propuesta más arriesgada de balada y sonido rock. En el año 1999 se trasladó a Nueva York donde inició una carrera en el mundo anglosajón con la ayuda de integrantes de la mítica banda Sonic Youth. Ha editado hasta la fecha introspectivos y oscuros trabajos, tales como “Verano fatal” (2007), “Tu labio superior” (2008) y “La joven Dolores” (2011). Este último trabajo fue reconocido como “obra maestra” por la revista especializada Rolling Stones.