Violeta Parra

Hoy -4 de octubre de 2017- Violeta ha pasado a vivir más de un siglo. Es probable que a nosotros más que a ella, nos gustaría que volviera a los 17. Fue a esa edad, luego de dejar sus estudios, que decidió acompañar a sus hermanos para trabajar en boliches cantando boleros, rancheras entre otros estilos. Ese talento dormido, comienza a expanderse nutrido de vivencias y aprendizajes que pronto se verán plasmados en sus primeras canciones.

“Lo que puede el sentimiento
No lo ha podido el saber
Ni el mas claro proceder
Ni el más ancho pensamiento” (Volver a los diecisiete)

Hoy Violeta es transversal. Transversal a edades, límites geográficos o política. Todos los chilenos -arrogantemente- nos creemos un poco dueños de su imagen y palabras. Todos la cantamos, o más bien, tarareamos desde pequeños en cuecas, poesías y canciones. Sin embargo, Violeta siempre fue muy directa y clara en convicciones. En su mensaje. En todo su arte. Pero Violeta, siempre Violeta, nos habla a todos. Y rescata ese mundo privado, quizás más visible a los ojos de mujer, de ese Chile olvidado.

“Afirmo señor ministro, que se murió la verdad,
Hoy día se jura el falso, por puro gusto no más,
Engañan al inocente, sin ni una necesidad,
Y arriba la libertad” (Yo canto a la Diferencia)

Violeta conoce Chile muchos más de lo que muchos llegaremos a conocerlo, no solo porque nada podía esconderse de su mirada, sino porque junto a sus hijos, recorrió el país entero en circos populares. Impulsada por su hermano Nicanor comienza a rescatar, recopilar e investigar la auténtica música folclórica chilena. Tenía 35 años. No sé si es mucho o poco.

“Soy la triste lavandera
que va a lavar su ilusión,
el amor es una mancha
que no sale sin dolor.” (La Lavandera)

Sus canciones, la hacen popular no solo en Chile. Al cabo de un año de grabar la primera, viaja invitada a un festival en Varsovia. Luego se traslada a París donde hace nuevas canciones, presentaciones y se hace re-conocida. Tanto que decide quedarse por dos años. Mientras tanto, muere su hija Rosita en Santiago.

“Yo no sé por qué mi Dios
le regala con largueza
sombrero con tanta cinta
a quien no tiene cabeza.” (El Albertío)

Vuelve a Chile ya convertida en lo que hoy llamaríamos celebridad. Pero, me imagino esa palabra no refleja para nada lo que buscaba. Se radica en Concepción, contratada por una Universidad para explorar el folcklor chileno en la zona. Enseguida funda el Museo Nacional del Arte Folclórico Chileno, para incursionar luego en sus primeras aproximaciones a la arpillera, pintura y cerámica.

“Presente yo te quise con locura
Ausente yo te quiero más y más
No sé si tu alma sentirá lo mismo
Saberlo será una felicidad.” (Brillo de mar en tus Ojos)

Su época más prolifera se llevó a cabo entre los años 1958 y 1965. Crea, expone, viaja, solo para volver a crear. Ya todos te conocen, Violeta. ¿Dónde estuvo nuestro arte antes que llegaras? Quizás a todos se nos olvidó un poco quiénes éramos antes que nos contaras.

“¿En qué quedó tu palabra,
ingrato mal avenido?
por qué habré puesto los ojos
en amor tan dividido” (El Gavilán)

Antes de cumplir 50, decides que es un buen momento para dejarnos. Bajo tu carpa, sobre tu Chile. Jamás podría decir que soy capaz de entender tu vida, tu talento, tu falta de miedo y tu creatividad. Solo puedo darte gracias, por tu vida, que me ha dado tanto.

“Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto
Así yo distingo dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de ustedes que es mi mismo canto
Y el canto de todos que es mi propio canto” (Gracias a la Vida)