Kathleen Mcgowan

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A Kathleen Mcgowan, la conocí por culpa de Dan Brown y el Código da Vinci. Después de leerlo, todo lo que tuviera que ver con María Magdalena, me interesó, en especial si se mezcla con la única fuente que permitió esconder las llamadas herejías en ese entonces: la pintura.

 Debo aclarar de antemano, que mis conocimientos en dogma de la fe católica y en historia del arte son bastante reducidos. La hora semanal de clases de religión hasta octavo con Miss Leslie y una ojeada a la inmensidad de libros de sobre pintura renacentista que había en la casa de mis papás, son la base de mi escaso desarrollo en la materia. Mi poca cercanía al concepto del Dios castigador, y del pecado, me alejaron lo suficiente como para empezar a cuestionarme todo el resto.

Además, con el tiempo fui descubriendo que el papel de la mujer estaba muy categorizado: María: la virgen, Magdalena, la prostituta, Salomé, la adúltera, Eva: la tentación. Es cierto, no es patrimonio universal del catolisismo, solo basta pensar en cómo recuerda la historia a Cleopatra, la Reina Victoria, María Antonieta, Juana de Castilla. Cualquier mujer, con cierto grado de poder o influencia se le otorgan atributos poco alabadores o derechamente criminales.

La  trilogía del linaje de la Magdalena, “La Esperada”, “El Libro del Amor”, “El Príncipe Poeta”, me la devoré porque redefinió con estos maravillosos libros a estos personajes históricos como María, el amor de madre, Magdalena, como el amor de esposa; Salomé, como el amor que está dispuesta a sacrificarlo todo. Acá no se habla de libros negros, ni textos ocultos, sino que del Libro Rojo, el Libro del Amor. Las pistas escondidas en obras pinturas de Donatello, Botticelli y Miguel Ángel, le dan actualidad a los relatos y es altamente recomendable, leerlos con acceso a internet para observar las pinturas mientras transcurre el relato.

Sus libros, cargados de contenido histórico, fundamentado en fechas, lugares y personajes, suponen un viaje autobiográfico (según la propia autora), de visiones sobre personajes que van traspasando el legado del verdadero mensaje de Jesús y María Magdalena a través de su linaje. Ahora se encuentra escribiendo sobre Ana Bolena.

Es imposible saber cuánto hay de novela y cuánto hay de verdad histórica, en especial, porque al final de los relatos, describe sus propias visiones, y suena un poco loco, pero puedo invitar y recomendar a conocer esta historia y mensaje de amor, que por lo menos a mí me hace muchísimo más sentido, y me tendrían como febril creyente poniendo en práctica algunas de sus enseñanzas.


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