Mes: enero 2015

Alfonsina Storni: Suéñame que me hace falta

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Es de noche y se anuncia tormenta. Una mujer de 46 años que está hospedada en una pensión de Mar de Plata sufre de dolores terribles. La morfina ya no ayuda más. Debilitada por el dolor, llama a la asistenta del lugar y dicta una carta para su hijo Alejandro, de 26 años: “… Suéñame, que me hace falta. Te escribo tan sólo para que veas que te quiero”.
Ya en la madrugada del 25 de octubre de 1938, la mujer sale de su habitación. La tormenta ha comenzado. Quizás ya había escogido el lugar en días anteriores. Quizás nada más caminó y lo encontró. Los suicidas siempre tienen secretos que se llevan consigo. Lo cierto es que llegó hasta un espigón y desde allí se arrojó al mar.
En las primeras horas de la mañana, unos trabajadores ven flotar un cuerpo en la playa. Lo sacan del agua, lo llevan al hospital y reconocen a la muerta como la poeta Alfonsina Storni.
Tres años antes, en 1935, a Storni le fue detectado un cáncer mamario. Los doctores la operan y pierde el seno derecho. La amputación provoca un profundo trauma en Alfonsina. Se suma en una serie de depresiones y se aísla de sus amistades. Comienza una vida en solitario y su estado de ánimo empeora cuando al cabo de poco tiempo, se da cuenta que el mal se ha extendido y que no hay cura posible. La morfina alivia sus dolores físicos momentáneamente, pero no los del espíritu.
La vida de Alfonsina Storni nunca fue fácil. Los negocios de su padre Alfonso, alguna vez prósperos, se vienen abajo cuando ella es apenas una niña. Ella se ve obligada a trabajar desde los 11 años para ayudar en la economía de la familia. Él sufre fuertes depresiones y muere cuando Alfonsina tiene 14 años.

Alfonsina tuvo que dejar la escuela, pero en cuanto puede ingresa a la Escuela Normal para sacar un título de maestra. Debido a la pobreza, trabaja como celadora de la Escuela, pero también se dedica a otros oficios. Los fines de semana viaja a Rosario a cantar en un tabladillo, un género cercano al cabaret. Cuando se enteran en Coronda, el lugar donde estudia, sufre una humillación pública, la primera que habría de sufrir a lo largo de su vida por su forma de vida y por sus ideas.
Pero esa humillación le pesó demasiado. Se encerró en su cuarto durante varias horas y al no responder para ir a comer, entraron en la habitación. Ella no estaba, pero sí una nota que decía: “Después de lo ocurrido, no tengo ánimo para seguir viviendo. Alfonsina”. Los compañeros se asustan y salen a buscarla al Río Paraná, cercano a la Escuela. La encuentran y todo no pasa de un susto, pero seguramente la semilla del suicidio quedó metida en su cabeza desde entonces.
Ya graduada se trasladará a Rosario donde conocerá a Carlos Arguimbau, un hombre casado, 24 años mayor que ella, figura prominente de la ciudad y muy culto, que cautivaría a Alfonsina. Al saberse embarazada de él, ella decide viajar a Buenos Aires y asumir su condición de madre soltera.
Es 1912. Tiene poco dinero, está sola, y carga una maleta que más que ropa, está llena de sus versos y de libros de Rubén Darío. Se hospeda en una humilde pensión y ejecuta diversos trabajos para subsistir y mantener a su hijo que nace en abril. Trabaja como cajera en una farmacia y luego en un almacén. También hace labores de modista. Más adelante trabaja en una empresa importadora de aceite de oliva, en un cargo llamado “corresponsal psicológico” y que equivaldría a lo que hoy conocemos como marketing y publicidad. Aborrece su trabajo, pero lo necesita para sobrevivir. En los momentos en que puede, en esa misma oficina escribe un libro de versos llamado La inquietud del rosal, un libro que ella considera pésimo, pero que “escribí para no morir”. Leer el resto de esta entrada »

Judith Butler: Feminismo, economía y democracia.

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Voy a citar una reflexión de Twitter que me quedo dando vueltas.

“@_jwe: muestra que de todas las revoluciones posibles, la feminista es la que más profundamente puede cambiar nuestra sociedad”

A qué venía esto. Evo Morales, Presidente Boliviano -reconocido a nivel mundial por la nacionalización de muchas empresas productoras bolivianas, así como por defender con orgullo sus orígenes indígenas y rechazar el que llama imperialismo de occidente- muy suelto de cuerpo, afirmó: “Acá mandan los indios, no los gringos,…, si las mujeres no fueran caprichositas, mandarían en Bolivia”.

Debo admitir que  si bien hay demasiado en el final de esta frase que me resulta repulsiva –el estereotipo de mujer histérica, emocional, que no controla sus acciones o tiene una doble intención difícil de racionalizar, los marcados roles de género,  sus prejuicios y la manera en que es vista la mujer como “Otro”- lo que me hace hervir la sangre es el uso del diminutivo. No solo somos caprichosas, además pequeñas e inferiores. Machismo ya tan arraigado que para muchos la frase le debe parecer un chiste y yo, una amargada.

Por supuesto, comenzó un debate acerca de lo oxidado de todos los estamentos del poder, dentro de cual aparece la primera reflexión citada. Qué podría tener que ver la teoría feminista y la política, incluso la democracia, más allá del debate, en general muy superficial que siempre se realiza acerca de la necesidad de una mayor representatividad femenina en los puestos de liderazgo, y que termina siempre en la famosa ley de cuotas.

Si bien Foucault fue de los primeros en escribir acerca de poder y sexualidad, así como de formas de dominación, Judith Butler fue una de las precursoras en materia de desarrollar en la psicología crítica relaciones entre feminismo y democracia.  Esta filósofa estadounidense, autora del “El Género en Disputa: Feminismo y la Subversión de la Identidad”, “Cuerpos que importan” y “El límite Discursivo del sexo”, ha sido traducida a más de 20 idiomas, y componen lo que muchos hoy llaman la Teoría Queer, principalmente basados en sus postulados donde señala que así como el género, el sexo también es una construcción social y no un rol natural o inherente a la condición de humano. Recién supe de ella el año pasado, supongo que por deformación profesional. Pero para quienes se mueven en el mundo de las ciencias no exactas es todo un referente a analizar. Debo confesar eso sí, que tratar de entenderla en plenitud aún constituye un desafío enorme para mí.

Para Judith Butler, y muy relacionado con la muerte de Lemebel hace algunos días, el individuo  se posiciona en una heterosexualidad falocentrica regida por la normativa del patriarcado, en la que asumir la sexualidad hetero implica asumir un sexo determinado. ¿Y qué tiene que ver esto con economía o democracia? Butler postula que es necesario realizar revisiones críticas de los posicionamientos feministas. Es aquí donde se separa del segundo sexo de la Beauvoir.

Para ella, si la máquina está fallando, no bastaba con intentar arreglarla desde fuera, hay que abrirla,  desarmarla, e incluso buscarle un nuevo propósito. Es por esto que propone la desnaturalización de los conceptos como el sexo, el género y el deseo, en tanto que son construcciones culturales de normas que violentan a aquellos sujetos que no participan de las mismas. Propone la creación de actos performativos en torno a la identidad, es decir, una serie de prácticas que acaben creando nuevos significados y se reproduzcan más allá de un sistema binario. De ahí que el movimiento LGBT haya hecho suyas sus teorías al punto de conocerla como la Teoría Queer. Leer el resto de esta entrada »

Ángeles Mastretta: una previa

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Esta mujeraza dá para más,…. esto es solo una previa. Un consejo: en 30 minutos se leen «Una Eternidad como la Mía» (en Kindle por menos de 5 $US), para leérselo y refregárselo, sin posibilidad de cura.

“Yo me comprometo a vivir con intensidad y regocijo, a no dejarme vencer por los abismos del amor, ni por el miedo ni por el olvido, ni siquiera por el tormento de una pasión contrariada. Me comprometo a recordar, a conocer mis yerros, a bendecir mis arrebatos. Me comprometo a perdonar los abandonos, a no desdeñar nada de todo lo que me conmueva, me deslumbre, me quebrante, me alegre. Larga vida prometo, larga paciencia, historias largas. Y nada abreviaré que deba sucederme: ni la pena ni el éxtasis para que cuando sea viejo tenga como deleite la detallada historia de mis días.”

Clarice Lispector: My Precious

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¿Alguna vez han tenido esa sensación de haber descubierto un gran tesoro, pero éste ha estado siempre ahí y -por despite o ignorancia- simplemente, no lo has visto antes? Bueno, eso es lo que me sucede cuando encuentro una escritora nueva de la que jamás he escuchado. Fue lo que me pasó hace pocos días, gracias a este terrible flagelo que para algunos es Facebook.

Voy a partir por el principio (a veces no queda de otra). Como a los 24 me vino la volada literaria por las escritoras mujeres latinoamericanas. Después dado el tamaño de la nación, decidí sumar -ya que compartimos idioma- a las de la madre patria (qué divertido esto de que nos hayan dado a luz, cómo si antes hubiésemos estado en la oscuridad, no?) . Y cuál bandera de lucha, me dediqué solo a leer cualquier cosa que encontrara por ahí escrito por autoras que escribieran por el solo hecho de hacerlo en español. Lo del idioma tiene una explicación muy simple. No soy una big fan de las traducciones. Tuve una profe de inglés muy inspiradora, que nos hizo ver los horrores de las traducciones  al inglés en poemas de Neruda  que me hicieron cuestionar a tal punto el tema,  que no sé cómo es que se ganó un Nobel.

Ya he dejado lo talibana del tema sólo para la poesía, pero creo que ahí está la respuesta de porqué jamás escuché antes de Clarice Lispector. Sólo por una barrera idiomática, porque aunque el nombre suene a gringo, es un icono de la literatura de la generación del 45 brasileña. Lo más brutal, tiene la edad de mis abuelas, y tal y cómo lo ha expresado su hijo, la magnifico  de sus escritos es que fueron tan   fuera de época, que hoy tienen incluso más vigencia.

Como un tesoro, primero quise saber todo lo que había, con un hambre voraz, quise encontrar cuánto hubiese… poemas, cuentos, novelas, HASTA PINTA!!!! y, finalmente, saltó de frente la imagen de una diva a lo Loren. Guapa, una mujer misteriosa poseedora del garbo que da la mirada de gato y unos labios siempre sellados. Guardiana de secretos y dolores de quien salió de niña huyendo de una europa nazi cuando ella fue de origen judío. Su madre murió joven, por la sífilis contagiada de las torturas recibidas antes de cambiar de continente. Vivió quizás cuántas soledades en una tierra que supo hacer propia. Ahora se pueden descubrir en calma. Lo que viene es tomar uno uno, cuánto hay por sentir de cada pieza.

Les dejo la primera, que inspiró este post.

«Ya escondí un amor por miedo de perderlo. Ya perdí un amor por esconderlo. Ya me aseguré en las manos de alguien por miedo. Ya he sentido tanto miedo, hasta el punto de no sentir mis manos. Ya expulsé a personas que amaba de mi vida, ya me arrepentí por eso. Ya pasé noches llorando hasta quedarme dormida. Ya me fui a dormir tan feliz, hasta el punto de no poder cerrar los ojos. Ya creí en amores perfectos, ya descubrí que ellos no existen. Ya amé a personas que me decepcionaron, ya decepcioné a personas que me amaron.
Ya pasé horas frente al espejo tratando de descubrir quién soy. Ya tuve tanta certeza de mí, hasta el punto de querer desaparecer. Ya mentí y me arrepentí después. Ya dije la verdad y también me arrepentí. Ya fingí no dar importancia a las personas que amaba, para más tarde llorar en silencio en un rincón. Ya sonreí llorando lágrimas de tristeza, ya lloré de tanto reír. Ya creí en personas que no valían la pena, ya dejé de creer en las que realmente valían. Ya tuve ataques de risa cuando no debía. Ya rompí platos, vasos y jarrones, de rabia. Ya extrañé mucho a alguien, pero nunca se lo dije.
Ya grité cuando debía callar, ya callé cuando debía gritar. Muchas veces dejé de decir lo que pienso para agradar a unos, otras veces hablé lo que no pensaba para molestar a otros. Ya fingí ser lo que no soy para agradar a unos, ya fingí ser lo que no soy para desagradar a otros. Ya conté chistes y más chistes sin gracia, sólo para ver a un amigo feliz. Ya inventé historias con finales felices para dar esperanza a quien la necesitaba. Ya soñé de más, hasta el punto de confundir la realidad. Ya tuve miedo de lo oscuro, hoy en lo oscuro me encuentro, me agacho, me quedo ahí.
Ya me caí muchas veces pensando que no me levantaría, ya me levanté muchas veces pensando que no me caería más.Ya llamé a quien no quería sólo para no llamar a quien realmente quería. Ya corrí detrás de un carro, por llevarse lejos a quien amaba. Ya he llamado a mi madre en el medio de la noche, huyendo de una pesadilla. Pero ella no apareció y fue una pesadilla peor todavía. Ya llamé a personas cercanas de «amigos» y descubrí que no lo eran… a algunas personas nunca necesité llamarlas de ninguna manera y siempre fueron y serán especiales para mí…
No me den fórmulas ciertas, porque no espero acertar siempre. No me muestren lo que esperan de mí porque voy a seguir mi corazón! No me hagan ser lo que no soy, no me inviten a ser igual, porque sinceramente soy diferente! No sé amar por la mitad, no sé vivir de mentira, no sé volar con los pies en la tierra. Soy siempre yo misma, pero con seguridad no seré la misma para siempre!
Me gustan los venenos más lentos, las bebidas más amargas, las drogas más potentes, las ideas más insanas, los pensamientos más complejos, los sentimientos más fuertes. Tengo un apetito voraz y los delirios más locos. Pueden hasta empujarme de un risco y yo voy a decir: «Qué más da? Me encanta volar

Quedan cuántos tesoros más por descubrir, partiré con Agua Viva, al menos que me recomienden otro antes.